jueves, 19 de junio de 2008

Educar la risa (y la mirada)

Consuelo Martínez-Priego

En esta época, en plenos exámenes de junio, una sonrisa, un chiste, un poco de humor, siempre se agradecen de modo especial. Sé que no son sinónimos los términos que acabo de señalar; precisamente por eso, hace unas semanas me aventuré a escribir algo sobre cada uno de ellos.

  • El humor es la manifestación de la libertad del hombre que puede superar los linderos de la lógica necesaria y lineal de la realidad.
  • La risa es su manifestación somática, en la que el hombre queda presa de un cierto "éxtasis" -salir de sí-, para quedar en cierto sentido, atrapado por lo sorprendente de la realidad considerada.
  • En la sonrisa hay un caer en la cuenta sin pérdida de control.
  • Un chiste es un "patinazo neuronal".
    Ahora bien, hay humor inteligente y humor "corto". Hay quien se sonríe porque está por encima de la necesidad de las cosas y quien lo hace porque está fuera de esa lógica… pero por defecto, no por exceso: hay quien "no se entera" y por eso se ríe. El humor implica un cierto hábito intelectual que mira desde arriba la linealidad necesaria, la imparable -desde sí- lógica. Por tratarse de un hábito, es un ver libre no exigible y que cuando se explica -intenta ser subsumido en la necesidad de la que se ha liberado- pierde toda la gracia que poseía.

Hasta aquí el texto de aquel día. Ahora añado algo más: hay humor zafio y humor cínico. Puesto que existen, y más de lo que me gustaría, conviene aproximarse un poco a ellos… para superarlos.

  • El humor zafio desconoce la dignidad de las realidades humanas y las trata como cosas, y las manipula haciendo violencia a su lógica natural. El humor zafio hace lineal y corto lo sistémico y rico.
  • El humor cínico mira desde arriba -como si el cínico estuviera arriba- las realidades de los hombres. El cínico es un ateo… o un teísta ególatra, al tomar las cosas de los demás hombres como pequeñas… frente a las propias –que él tiene por grandes y diversas-.
El cínico rompe la lógica natural de lo humano porque él se convierte en intérprete de todo lo humano. El zafio rompe la lógica natural de lo humano porque mira con parcialidad, con cortedad, fragmentariamente… porque es miope.

Y todo esto porque en esta época del año es bueno reír, es bueno el humor, porque es bueno lo humano, lo humano libre y grande; porque en esta época tendemos a ver el mundo pequeño, entre folios y libros… y el humor, el humor noble, inteligente, libre ayuda a verlo grande, amplio….

Consuelo Martínez Priego
Prof. de Antropología Filosófica

Para leer más:

MacEwan, Ian (2007) En las nubes, Barcelona, Anagrama
Ussía, Alfonso (2007) ¡Milagro! Se ha muerto mamá, Barcelona, Ediciones B
Archer, Jeffrey (2007) Casi culpables, Barcelona, Grijalbo
Durrell, Gerald, (2004) Un novio para mamá y otros relatos, Barcelona, Alianza

No hay comentarios: