jueves, 7 de agosto de 2008

Pedro Antonio Urbina

Luis Ramoneda Molins

El pasado 31 de julio, falleció en Madrid Pedro Antoni Urbina, que había nacido en Llucmajor (Baleares), en 1936. En abril, acudió a la última tertula literaria de las que celebrábamos en su estudio. Poco después, le diagnosticaron una enfermedad incurable. Ha muerto como vivió, con serenidad, con abandono en Dios y rodeado de tantos que lo queríamos y que estamos en deuda con él. Porque Pedro Antonio escuchaba y procuraba ayudar a todos, con sus sabios y exigentes consejos, fruto de su profunda formación filosófica, teológica y humanista.

Pedro Antonio era un escritor de verdad, riguroso en su trabajo, coherente con sus planteamientos éticos y estéticos. Ha cultivado casi todos los géneros: novela, poesía, teatro, biografía y ensayo, pero esa variedad en los modos de expresarse manifiesta una gran unidad y coherencia. Podría decirse que la obra literaria de Urbina es un compromiso radical con la belleza hacia el encuentro con la Belleza. Lo expresa con hondura en su ensayo "Filocalía o el amor a la belleza", pero también en sus novelas, entre las que destacaría "Cena desnuda", "El carromato del circo", "La página perdida", "La otra gente" (relatos) y, sobre todo, "Gorrión solitario en el tejado", una de las novelas simbólicas más importantes de la literatura española del siglo veinte, en mi opinión.

Su poesía es música, metáforas bellísimas, palabra y silencio, porque se trata de poemas en que lo que se manifiesta y lo que se insinúa andan a la par, en los que se refleja la extraordinaria sensibilidad de su autor, especialmente en su contemplación trascendida de la naturaleza. "Los doce cantos", "Estaciones cotidianas", "La Rama", "Hojas y sombras", "Las edades como un dardo", "Algún interminable mérito" son algunos de los títulos. También ha escrito libros para niños, varias biografías, entre las que destacan "Jesús, el Hijo de María" y "David, el rey". Otro ensayo importante es "Actitud modernista de Juan Ramón Jiménez", resultado de unas clases impartidas en Berkeley en 1992.

La obra de Pedro Antonio es minoritaria, exigente, y quizá por esto no muy conocida. Pienso que el tiempo pondrá las cosas en su sitio y que será valorada y estudiada como merece. De momento, invito a leerla y agradezco a Dios la amistad que hemos compartido.

Luis Ramoneda, escritor


Para leer más:

Gorrión solitario en el tejado
David, el Rey
La otra gente
Web de P.A. Urbina

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