martes, 5 de agosto de 2008

Tradición y Escritura

Por: José Carlos Martín de la Hoz

El Tesoro de la Revelación entregado por Dios a la Iglesia Católica es vivo y operativo, no ha sido entregado al hombre como una piedra. El sentido literal de la Escritura es importante, pero leído en la Iglesia en la Tradición de los Santos Padres. Más importante es el sentido espiritual; es como una semilla que produce un árbol y ese árbol frutos, y esos frutos nuevas semillas. Cada generación, recibe así la Verdad viva y la trasmite a la siguiente generación.

De hecho, la historia de la espiritualidad muestra que, por su íntima unión con Dios, los santos han visto profundidades que están más allá de la palabra.

Pronto, en la historia de la Iglesia se dio el encuentro con la filosofía. La Filosofía griega se acercó a la fe y entró en diálogo con la Revelación, para ser fecundada por ella. Para penetrar en el Misterio, pues si no hay misterio no hay religión; Dios es trascendente y maravillosamente rico. Ese episodio no es esporádico, es habitual en cada etapa de la historia y en cualquier filosofía. Repasemos el pensamiento de Blondel en el siglo XIX, en su diálogo con el Racionalismo.

Así decía Blondel: "Para afrontar correctamente la cuestión de la presencia de lo sobrenatural y su conocimiento por la historia, es preciso acudir a la noción de desarrollo (…). La primera expresión de una verdad divina, por cercana que esté a los hechos, es plena, pero menos clara que los desarrollos ulteriores" (p.28).

En la concepción cristiana de los orígenes de la Iglesia, se da una perfecta armonía entre Escritura, Tradición e Iglesia. Así lo expresaba Blondel: "Un proceso progresivo y sintético que concentra todos los haces de luz proyectados por la conciencia cristiana en el curso de las edades. Si, ésta es una hoguera que crece sin cesar y que imita, por su calor y su brillo indefinidos, la infinita riqueza de Dios, revelado y siempre oculto, oculto y siempre revelado. Éste es el sentido profundo por el que el Evangelio no es nada sin la Iglesia; la enseñanza de las Escrituras nada sin la vida de la cristiandad; la exégesis nada sin la tradición"(p.36).

En el mismo sentido se expresa también el Prof. Illanes: "Toda filosofía y toda Teología de la historia desembocan, directa y connaturalmente, en una espiritualidad o en una mística de la acción"( p.13).

Finalmente, conviene recordar que el paso del tiempo de oración es clarificador, profundizador, para Blondel: "Este poder conservador (de la Tradición) es al mismo tiempo conquistador, que descubre y formula verdades de las que vivió el pasado, sin haberlas podido enunciar o definir explícitamente, y que enriquece el patrimonio intelectual y hace fructificar el depósito total"(p.56).

José Carlos Martín de la Hoz

Para leer más:

Maurice BLONDEL, Historia y Dogma, ed. Cristiandad, Madrid 2004
José Luis ILLANES, Historia y sentido. Estudios de Teología de la historia, ed. Rialp, Madrid 1997

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